Arderá Troya

En el caso Bárcenas, que hace temblar los cimientos del Partido Popular, hay tres planteamientos bien diferentes a la hora de tener un criterio. ¿Cree usted que los papeles manuscritos que han aparecido con nombres y cifras son la contabilidad B del partido? ¿Tienen dudas razonables de que lo sean? ¿Asume las tesis de los directivos del PP que aseguran que son falsos?

El punto de partida condiciona las respuestas. Pero cabe dar el beneficio de la duda a quienes defienden que nunca se han pagado sobresueldos en dinero negro y que cualquier tipo de dinero recibido ha figurado en su nómina o ha sido utilizado para gastos relacionados directamente con su gestión. Y debemos dárselo porque han puesto el listón tan alto que si no fuera verdad lo que nos dicen tendrían que coger sus bártulos y dejar paso a una nueva generación de políticos. No por la cantidad cobrada, que lejos de ser un delito sería una simple infracción tributaria, sino por habernos mentido. Y por mentir, hasta ahora que se sepa, no se ha ido nadie. Pero este episodio ha sido la gota que ha colmado el vaso de la indignación ciudadana. Un vaso que han llenado entre todos. Sí, entre todos, incluídos los que ahora se rasgan las vestiduras, porque dinero para los partidos que no ha figurado en su contabilidad lo ha habido siempre. Hasta ahora se había tolerado mirando hacia otra parte porque así les iba bien a todos. Pero esto se ha terminado.

Como muchas otras cosas. No me hablen de acuerdos contra la corrupción porque sonroja pensar que cuestionan su propia honradez. Basta con que se aplique el Código Penal cuando se delinque y se haga cada día puertas adentro lo que se les exige a los ciudadanos puertas afuera. Y, no estamos para bromas porque esto si que es una ciclogénesis explosiva. Los políticos son acusados de golfos y corruptos como si la función publica fuera una forma de vida placida mientras los demás trabajan. La Casa del Rey es mirada con recelo y vituperada en las peluquerías cuando hace bien poco la gente se peleaba por una foto. España se rompe cuando más falta hace que estemos juntos y los aprovechados preparan ya piedras y mochilas para que esta primavera arda Troya en las calles de Madrid.